08 de novembre 2016

LO QUE NOS ESPERA

Siendo Mariano Rajoy presidente en funciones, en un acto de humildad -que vamos a suponer sincera-, dijo que no aprovecharía la crisis del PSOE para poner condiciones y que trabajará día a día para ganarse la confianza de las otras formaciones presentes en el Congreso, y de los ciudadanos por añadidura.
Pues bien, por cortesía política no entraré a valorar esas palabras, en principio, vamos a conceder al flamante Presidente del nuevo Gobierno, el beneficio de la duda. Sin embrago, lo que no ha dicho Rajoy es que no podrá aplicar el programa electoral con el que acudió a las elecciones del 20 de diciembre, que era prácticamente el mismo de las elecciones del 26 de junio. La razón es sencilla: pocos días después de esos últimos comicios Bruselas cambió algunas normas.
Así, por ejemplo, España, a cambio de librarse de una multa por los continuos incumplimientos de los objetivos de déficit (ni un solo año el ejecutivo de Rajoy se ha ajustado a lo previsto), tendrá su economía bajo un sistema de vigilancia reforzada. Nuestra política económica será tutelada por la Comisión Europea. Es decir, volverán los antiguos hombres de negro de nuevo por Madrid.
Sí o sí, hay que llegar a un objetivo de déficit del 2,2% del PIB a finales de 2018 (lo que significa qué desde finales de este año hasta esa fecha, deberemos hacer un esfuerzo fiscal, uno más —combinación de más ingresos y menos gastos— de unos 24.000 millones de euros). Además, es una obligación imperiosa, de no lograrlo, se nos congelarán fondos europeos por valor de 1.000 millones de euros y se debería pagar una multa, esta vez sin amnistía, de 5.500 millones, lo cual agravaría, aún más, todos nuestros problemas.
Desde el gobierno dicen que de cada 100 euros de dinero público que se gasta el Estado, 63 corresponden a gasto social. Su distribución es la siguiente: 26 euros a pensiones (9,5 millones de pensionistas gastan anualmente 130.000 millones de euros), 14 euros a sanidad, nueve a educación, ocho a otros gastos sociales, y seis a la protección por desempleo. En estas circunstancias, sería bueno que nos explicaran como se van a pagar las misas sin que afecte al Estado del bienestar
Con este panorama de fondo, más pronto que tarde se va a poner de manifiesto la debilidad del PP en un parlamento que va a ser el más hostil y fraccionado a que se ha enfrentado un gobierno en la reciente historia democrática. Por eso, no deberá extrañar que muchos de los debates que allí se produzcan se lleven hasta los extremos, incluso algunos se realicen a cara de perro.
En este contexto, está por ver cómo reacciona el PSOE. El horizonte socialista se ve lleno de negros nubarrones que amenazan algo más que una tormenta política más o menos intensa. Existe el peligro serio de que el socialismo español se convierta en una suma de federaciones, reinos de taifas y baronías, en el que cada cual se preocupe tan solo de su parcela de poder y donde los hilos conductores comunes pasen a ser algo totalmente secundario. De suceder algo así, sería una muy mala noticia. No obstante, una organización con 137 años de vida, que se ha visto en situaciones harto comprometidas y ha sabido siempre salir airosa, merece un respeto y unos cuantos votos de confianza. De momento, hay que esperar y ver si son capaces de sobreponerse a sus contradicciones internas y cerrar heridas.
En circunstancias normales la actual gestora del partido de Ferraz no podrá aplazar indefinidamente el congreso que el PSOE tiene pendiente. Será el año próximo cuando el conclave socialista deba decidir un nuevo proyecto y, a su vez, escoger un nuevo líder. De cómo se haga esa elección, si en primarias por toda la militancia o directamente en el congreso, puede depender, por mucho tiempo, el futuro del partido.
Y mientras, los “podemitas” se frotan las manos y aguardan ansiosos para asaltar el espacio de la segunda fuerza política que los socialistas parecen empeñados en abandonar. De hecho, Pablo Iglesias ya ha anunciado que su formación se debe radicalizar, enfrentase al sistema y ser beligerantes. Considera que, si el PSOE se abstiene en la investidura de Rajoy, obtener el liderazgo de la oposición es cosa hecha.
Ahora bien, de hacer autocrítica y analizar porque perdieron un millón de votos en las elecciones del 26 de junio, nada de nada.
Madre del amor hermoso lo que nos espera.

Bernardo Fernández

Publicado en e-noticíes.cat 07/11/16

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