Quizás el calificativo que he elegido
como título de este artículo a algún lector le puede parecer demasiado grueso.
Lo siento, pero cómo calificar sí no a unos grupos políticos que con su voto en
contra hacen que más de doce millones de pensionistas pierdan poder adquisitivo
o que se congele la subida del Salario Mínimo interprofesional (SMI). Con ese
voto en contra se han bloqueado las ayudas del Gobierno al transporte, así que
para ir a trabajar, a estudiar o llevar los niños al colegio los ciudadanos se
tendrán que rascar un poco más el bolsillo; también se quedan en un cajón un
paquete de medidas para los afectados por la DANA de octubre y la protección a
personas vulnerables. Eso es lo que hicieron el último pleno del Congreso PP y
Junts, con la inestimable colaboración de Vox, al votar en contra del decreto ómnibus
2025 del Gobierno. Si esa actitud no es de mala gente que alguien me lo
explique.
Cuando se habla de un decreto o ley ‘ómnibus’
se hace referencia a un texto legislativo que recoge medidas de distintos
ámbitos que no guardan relación entre sí. Es lo que ya ocurrió con el real
decreto –ley 9/2024 del 24 de diciembre de 2024, y tumbado en el Congreso, que
incluía reformas en materia económica, de transporte y de Seguridad Social.
Desde 2022, se han aprobado hasta
ocho paquetes de medidas, cada uno de ellos con reformas de todo tipo que se
han ido adaptando a la evolución de la situación económica y social. Algunos de
esos decretos incluían ayudas para afrontar las consecuencias de España en la
guerra de Ucrania, ayudas para la isla de La Palma tras la erupción volcánica
de 2021 o bonificaciones para el transporte, cuando la inflación originada por
la invasión Rusia de Ucrania estaba en su punto más álgido.
Tanto en el PP como en Junts se han
liado a la hora de intentar explicar su voto y es que es muy difícil explicar
lo inexplicable, pero la primera justificación que dio la portavoz de Junts,
Miriam Noguera, fue para nota. Según la señora de verbo irrespetuoso y grosero,
que tiene la sensibilidad social en salva sea la parte, el voto en contra de su
grupo fue porque no quieren que suba el IVA del aceite o del pan, entre otros
(Sic)
La cuestión es que con la
polarización política que estamos viviendo, del PP no cabe esperar nada. Los
populares están ansiosos por llegar al poder, creen que la estancia de Pedro
Sánchez en la Moncloa empieza a tener fecha de caducidad y, además, está muy
próxima. Por eso, han decidido que al Gobierno ni agua.
Sin embargo, la actitud de Junts es, hasta cierto punto, desconcertante. ¿Quizás piensan que con un gobierno del PP y Vox las cosas irán mejor para Cataluña? ¿Qué pretende Carles Puigdemont? Tal vez piensa que debe empezar a construir puentes para que cuando le llegue la amnistía ya esté en disposición de negociar, pactar y acordar con aquellos con los que comparte el ideario económico y social, y de los que tan solo le separan las cuestiones identitarias y Eso, a estas alturas, a quién le puede importar. En mi opinión lo que subyace en todo este culebrón es la lucha a muerte por la supervivencia y hegemonía en el mundo independentista y Junts ha escogido la vía de la confrontación con ERC, pero con enemigo interpuesto, aunque dudo de la efectividad de la estrategia cuando se ponen por medio cosas tan delicadas como las pensiones.
De todas formas, Puigdemont haría bien en recordar que hace ahora un año el PP presentó en el Congreso una propuesta que planteaba la disolución de los partidos que promuevan declaraciones de independencia o referéndums sobre esa posibilidad. Asimismo, Feijóo ha solicitado en más de una ocasión la detención del político catalán. Así pues, que cada cual sepa con quién se juega el futuro.
En definitiva, es lógico que los partidos utilicen las armas que tienen a su alcance y les parecen adecuadas para desgastar al adversario, pero, como en todo, hay líneas rojas que no se pueden sobrepasar y las pensiones, el SMI, las subvenciones al transporte. o las ayudas a los afectados por la DANA, forman parte de las cosas de comer y con eso no se juega, no vayamos a tener un disgusto.
Bernardo Fernández
Publicado en Catalunya Press 27/01/2025