La
renuncia de Mariano Rajoy a seguir dirigiendo el PP tras la derrota en la
moción de censura a manos de Pedro Sánchez y la consiguiente pérdida de la
presidencia del Gobierno, ha hecho que en el Partido Popular se pongan en
marcha los mecanismos previstos para buscar un sucesor que lidere la
organización y los vuelva a La Moncloa.
Siete
han sido los militantes que han conseguido los avales necesarios y han
presentado candidatura. Por primera vez en el Partido Popular se harán primarias
y, por primera vez, serán los afiliados los que escojan a su líder. Ahora bien,
el sistema es algo peculiar. Veamos.
Sólo
podrán votar aquellos militantes que estén al corriente de pago y se hallan
inscrito para ello. Además, ha de hacer al menos un año que se registraron para
ejercer su derecho al voto. En la organización existe el temor que se ponga de
manifiesto la baja cifra de afiliados reales. Según parece ésta no llega al 10%
que afirman tener. El censo está muy inflado con fallecidos, gente que se dio
de baja, pero nunca se cursó, etcétera.
Más
allá de esas cuestiones burocráticas, y tras la campaña electoral la votación
será el 5 de julio. Ese día, además de escoger al presidenciable, se escogerá a
una parte de los compromisarios al congreso, otra parte son miembros natos y/o
escogidos directamente por la dirección. De la votación que lleven a cabo los
militantes, quedarán para la segunda vuelta dos más votados. De esos dos, será
finalmente uno el que sea elegido presidente del partido en el congreso que
celebrarán los días 20 y 21 de julio.
Por
tanto, ¿elecciones primarias en el PP? Sí, pero podríamos decir teledirigidas
o, quizás mejor, en diferido.
Sea
como sea, y si no cambia mucho la cosa el duelo estará entre María Dolores de
Cospedal y Soraya Sáez de Santamaría. De todos modos, habrá que estar muy
atentos al resto de candidatos porque es posible que alguno a o varios de ellos
cuando no pasen el primer corte, pidan el apoyo que les han dado a ellos para
uno(a) de los supervivientes.
También es
muy plausible que salte la sorpresa. Por eso deberíamos estar pendientes del
tercer candidato, Pablo Casado. Apunta alguien que le conoce bien que
Casado vive desde hace años con el chip
en la cabeza de futuro líder que le implantó Aznar. “Si
alguna vez me tiene que renovar alguien que me renueve Pablo Casado, que es un
tío fantástico”, dijo el expresidente José María Aznar en 2015. El ahora
candidato ha trabajado para ello. Intentó pasar antes por la presidencia
autonómica de Castilla y León, ha cuidado su imagen pública y ha esperado su
momento aprovechando el cartel de portavoz del PP que le otorgó Rajoy.
Así ha sido hasta que le ha surgido un problema, justo, donde menos
lo esperaba: su formación. Tanto acumular currículo para que, finalmente, le
atropellen y arrollen los cursos y los másteres.
En efecto, parece que la jueza que dirige la investigación
sobre el máster
de Cristina Cifuentes y Pablo Casado barrunta
alguna irregularidad. Por eso, ha ordenado que se practiquen nuevas diligencias
para tratar de determinar si el candidato a la presidencia del Partido Popular
pudo recibir un trato
de favor de la
Universidad Rey Juan Carlos, puesto que obtuvo la titulación en condiciones
claramente ventajosas. La cuestión es si la normativa vigente en el curso
2008-2009 permitía a Casado convalidarse
de golpe de 18 de las 22 asignaturas que integraban el programa académico, lo que equivaldría a 40 de los
60 créditos totales.
Ante esta
situación, no se debería descartar que Pablo Casado resulte imputado antes o
después de las primarias. Si eso llegara a suceder, con Casado en un sitio
relevante de la dirección, podría ser, sino el final definitivo del PP que
hemos conocido hasta ahora, si un nuevo traspiés muy difícil de superar.
Esperaremos
acontecimientos, desde luego, la cosa promete.
Bernardo
Fernández
Publicado en
e-notícies 25/06/18